Su primera experiencia recién llegado a Washington le hizo pasar por 3 graciosos problemas el mismo día.

Su primera experiencia recién llegado a Washington le hizo pasar por 3 graciosos problemas el mismo día

Nos fascina preguntarle a las personas con quienes entramos en contacto sobre lo que significa para ellos vivir en el estado de Washington, hacer vida en los Estados Unidos, emigrar […]

Nos fascina preguntarle a las personas con quienes entramos en contacto sobre lo que significa para ellos vivir en el estado de Washington, hacer vida en los Estados Unidos, emigrar a ciudades como Seattle, porque generalmente las respuestas nos acercan tanto a revivir anécdotas con un poco más de alegría, y porque creemos que cada anécdota representa esa parte de las historias de inmigración que muchos no contamos -sea por un poco de verguenza, porque estemos intimidados, porque las creemos sin importancia, etc.- Lo cierto es que también al compartir de ellas comenzamos a crear algo valioso y necesario cuando estamos iniciando una nueva vida: Cultivamos comunidad, alimentamos redes de apoyo y conectamos con un amplio sentido de oportunidad.

La experiencia de Rafael Díaz es una de esas que te enseñan cómo lo que hoy es un problema, mañana podría ser algo para reir. A Díaz lo entrevistamos hace poco para conocer de él, a nivel profesional y artístico; y entre lo que aprendimos, nos dimos idea más clara de los desafíos y enseñanzas por las que pasan algunos artistas latinos e hispanos en nuestra región. Te recomendamos darle un vistazo a esa entrevista cuando gustes.

Aquí te compartimos lo que él nos contó con mucha gracia sobre sus primeras impresiones y vivencias recién llegado a Seattle. El primer día tuvo 3 problemas, ¡que susto y qué cansancio!

Rafael, ¿cuál es la anécdota que te trae gracia de tus primeras impresiones viviendo aquí?

Llegué a Seattle el verano del 2009 para hacer un internship (pasantías) en Microsoft. Recuerdo que en ese entonces no podía hablar inglés muy bien. Es más, hasta ese día -el primer día en el estado de Washington- sólo había hablado inglés un par de ocasiones en mi vida, siendo una de esas veces el día de la entrevista en la que me hicieron la oferta para el internship. Sinceramente, hasta el día de hoy no sé cómo le hice para pasar esas entrevistas.

Para llegar a la cita de la entrevista, como se me hizo mucho dinero lo que costaba el taxi y me daba pena que la empresa lo tuviera que pagar, se me ocurrió la genial idea de irme en camiones a Redmond -la ciudad donde se encuentra la sede central de Microsoft-. Estando en México investigué qué camiones tenía que tomar y cuánto costaban: primero tenía que ir a Seattle y de ahí tomar el bus #545 a Redmond. “¡Pan comido!”, me dije.

El primer problema fue que estando ya en el aeropuerto me puse a preguntar por la parada. Intentaba decir: “Where is the bus?” Pero por mi mala pronunciación terminé preguntando: “Where is the boss?”. Todos me veían raro y se daban la vuelta y yo más insistentemente preguntaba: “Where is the boss? Where is the boss?”. ¡Habrían de pensar que estaba loco!

Finalmente, encontré la parada y me subí en el bus, iba super atento pegado a la ventana para que no se me fuera a pasar mi parada destino: Me tenía que bajar en el centro de Seattle.

A Díaz lo encuentras en Instagram, y esa imagen, La Farm Worker, es uno de los diseños de las cartas con las que participó en el proyecto La Lotería Mexicana.

El segundo problema es que ese día ¡jugaban los Seahawks! -la ciudad está revuelta con juegos de temporada. Así que, como es de esperar, en el estadio se bajaron muchísimas personas y yo me asusté pensando que ya habíamos llegado a la terminal (la estación final) y que se me había pasado mi parada. Así que me bajé con todos y me puse a caminar con mi maleta entre aficionados de los Seahawks.

De ahí, sin embargo, me ayudaron a encontrar la parada del #545, que afortunadamente pasaba cerca del estadio. En el #545 iba con mi cara nuevamente pegada a la ventana poniendo atención a dónde me tenía que bajar en Redmond. Tan preocupado me veía que una señora me ayudó. Supo que iba a Microsoft porque yo tenía literalmente mi oferta de internship (la carta oficial) en la mano y me dijo, cuando pasamos por el campus de Microsoft, que ahí me bajara. El tercer problema es que yo no iba al campus de Microsoft aun, sino a mi departamento -el lugar donde me iba a alojar.

Me puse a caminar en el área y ya después de mucho tiempo caminando pude encontrar en dónde estaba ubicado en los mapas que llevaba impresos. Así llegué !al fin¡ a mi departamento donde mi compañero de cuarto estaba muy preocupado porque me había tardado mucho más de lo esperado. Y es que no le había mencionado antes que por una confusión de idiomas el día anterior había perdido mi vuelo de conexión que me traería a Seattle y me había tocado quedarme a dormir en el aeropuerto. Mi compañero estaba preocupado porque debí haber llegado el día anterior.

Ese fue mi primer día en Washington. ¡De eso ya tiene 12 años!


Y tú, apreciado lector, si te has identificado en parte de estas experiencias y te agradaría compartir de ello, entra en contacto con nosotros.

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