Un nicaragüense nos muestra su pasión por la escritura y nos enseña cómo renovar y fortalecer la comunidad donde vivimos.

Un nicaragüense nos muestra su pasión por la escritura y nos enseña cómo renovar y fortalecer la comunidad donde vivimos

La escritura es una expresión artística que representa el sueño anhelado de muchas personas; ésta les ofrece la oportunidad de vivir más conscientes de todo lo que pasa a su […]

La escritura es una expresión artística que representa el sueño anhelado de muchas personas; ésta les ofrece la oportunidad de vivir más conscientes de todo lo que pasa a su alrededor al poder disfrutar, por ejemplo, de momentos de meditación e inspiración. Igualmente, para muchas otras personas, vivir una vida con mayor significado también los lleva a aprender a apreciar y redefinir las palabras que emplean continuamente porque resultan en muchas nuevas experiencias que les maravillan y sorprenden. Como ha sido el caso de nuestro entrevistado de hoy.

Julio César Torres es un nicaragüense con 29 años viviendo en Washington, y en este artículo nos comparte de su experiencia como autor participante en las antologías producidas por Seattle Escribe –el mayor grupo de escritores hispanohablantes del noroeste de los Estados Unidos– y algunas perspectivas sobre saber fortalecer y participar en comunidades haciendo lo que nos gusta.

Todos tenemos un objetivo con las cosas que hacemos, lo sepamos o no, y para Torres el suyo es algo que lo dice con entusiasmo: “Mi objetivo principal es que a través de la escritura pueda compartir un mensaje que me emociona y también que ésta emoción pueda transmitirla a las personas que lean mis escritos”. ¿Cuántos de nosotros no queremos transmitir emociones con mayor facilidad y claridad en nuestros entornos? Podemos identificarnos con su pensamiento rápidamente.

Apreciador lector, deseamos disfrutes esta entrevista y puedas tomar de ella todo lo necesario para mejorar en tu calidad de vida, personal o profesional.

Julio César, ¿Que te llevó a escribir poesías?

Cuando estaba en segundo o tercer año de primaria, mi profesor pidió voluntarios para declamar un poema y yo no recuerdo plenamente si me voluntarié o él me pidió hacerlo a falta de alguien que quisiese. Luego por sexto año declamé otro poema. Conste que no era declamador y no lo soy aun.

A partir de ahí se inició dentro de mi el amor por la poesía y la literatura en general. Tengo la convicción de que la poesía palpita en cada uno de los humanos y se encuentra en cada objeto, en cada ser viviente y aun en fuentes que habitan en dimensiones desconocidas para nuestra mente. Alrededor de los once años escribí mis primeros pensamientos, luego vinieron acrósticos que hice para la familia y así continuaron apareciendo poemas esporádicamente.

En mis planes estaba el estudiar literatura, pero Dios, la vida o el destino y una beca préstamo me cambió el rumbo y me envió a estudiar en la Escuela de Agronomía y Ganadería de Estelí (EAGE), hoy Universidad Católica del Trópico Seco (UCASTE) donde me gradué como Agrónomo y Técnico en Veterinaria. Después de graduarme me seleccionaron en un grupo de doce graduados para venir becados por un año a los Estados Unidos a realizar un posgrado en agricultura o ganadería. Aun así, la poesía no se despegó de mí y no la abandoné. He publicado en la Revista El Esteliano desde el 2017 hasta el presente (2021) y también en Seattle Escribe, participando en cuatro concursos literarios realizados aquí en el estado de Washington – mis cuatro poemas han sido seleccionados para ser parte de las cuatro antologías (Puentes, El juego de la lotería, Los sabores de mi tierra: recetas y añoranzas y, recientemente, Efectos secundarios).

¿Qué representa escribir en esta etapa de tu vida y a raíz de observar tantas cosas sucediendo?

Durante toda la historia del ser humano han existido eventos nocivos para la sociedad y hoy los seguimos experimentando. Lo bueno supera a lo malo; sin embargo, hoy en día el odio, la discriminación, la explotación, la ambición de poder, la avaricia por el dinero y la corrupción en general producen carencia de equidad y todas estas condiciones ocasionan deterioro de nuestras vidas y en mi situación personal me abre las puertas a la poesía.

Lo benéfico también inspira y crea poesía, y la balanza aun se sigue inclinando por el amor, la bondad, la justicia y todas las virtudes que conducen al bienestar de la humanidad.

Leímos tu poema ‘El odio y el amor’, cuéntanos de él y ¿por qué publicarlo justo ahora?

Este poema significa un desahogo de mi parte y al mismo tiempo un deseo por recalcar que el odio existe en todo el mundo, pero a la vez el amor nos rodea –está en nosotros, existe en Dios ya que Él es amor y vibra en frecuencias por todo el universo. El amor es inmenso, infinito y universal y por lo tanto, aunque se manifieste el odio, el amor lo minimizará.

San Francisco de Asís decía “Donde haya odio, siembre yo amor” y Jesús nos dejó un mandamiento “ámense los unos a los otros como así mismos”. Hay muchos personajes en la humanidad que nos han mostrado que con amor, paciencia, sabiduría, perseverancia, etc., se pueden lograr buenos resultados para el bienestar del ser humano; allí vemos a Nelson Mandela, Martin Luther King, Gandhi, Rosa Parks, la madre Teresa, Dolores Huerta y muchos más.

Entiendo que hay excepciones donde en situaciones extremas aparecen entidades que se apoderan de todo y abusan por décadas de la gente, y la única solución al final es defenderse como sea y proteger las familias y la población entera. Esto ha pasado en varios países y sigue sucediendo. Nicaragua, por ejemplo, estuvo bajo la dictadura de la familia Somoza por 40 años, yo me vine de regreso a este país cuando tenia 23 años y no conocí otro gobierno que no fueran los Somozas. Augusto César Sandino “El General de hombres libres” y sus seguidores defendieron la patria y él fue invitado al congreso, donde estaban representantes del gobierno de EE.UU, acordaron la paz y hasta le ofrecieron un cargo, el cuál declinó. Cuando salieron de la capital Managua de regreso al norte, lo emboscaron y lo asesinaron, eso dio origen a la continuación de la revolución donde murieron miles de personas y la separación de familias.

¿Por qué comparto el poema justo ahora?

Porque en mayo del 2020 tuve la oportunidad. El grupo literario Seattle Escribe nos informó acerca del cuarto concurso con el tema “Efectos secundarios”, lo que me pareció una idea fabulosa y muy bien acertada, que trató sobre desarrollar un cuento o un poema sobre lo algo experimentado y que incluyera efectos negativos, positivos o ambos.

Comencé a escribir para participar y cuando había completado unas cinco estrofas me encontré en mis archivos con este poema que había escrito hace 2 años, sin editar y titulado “El odio” –no lo había publicado porque, según mi pensar, no quería “echarle mas leña al fuego” y también porque a veces pienso en la sensibilidad de las otras personas– . Me quedé con este poema.
Escribirlo surgió después de enterarme que, tanto en Estados Unidos como en otros países, la humanidad ha sufrido y sigue siendo afectada por tiroteos en iglesias, escuelas, centros comerciales, discotecas, etc., y no podemos olvidar los secuestros de niñas y niños en regiones de África, la desaparición de las mujeres en Ciudad Juárez en los 90s y los estudiantes de Ayotzinapa. La lista es inmensa por todas partes.

Al leerlo nuevamente y experimentar en estos cuatro años (2016–2020) como todos vimos desplazarse el odio, el racismo, la discriminación, el abuso del poder, abuso policíaco, pensé que no podía callar más y decidí enviarlo al certamen literario. Lo modifiqué con el nombre “El odio y el amor” y fue seleccionado para formar parte de la cuarta antología.

De las actividades en las que has participado y que te han permitido percibir la comunidad latina detallamente, ¿Qué lograste ver y apreciar? ¿Qué sientes podemos mejorar como comunidad de inmigrantes en general?

Participo en la iglesia donde asisto, en eventos culturales y artísticos, en actividades y grupos literarios, y allí la presencia latina ha sido muy notable en todo aspecto.

He participado como espectador, ayudando o cooperando con alguna donación y fui parte del evento digital Seattle Poet Grid (mapa digital poético de Seattle) que realizó una amiga y maestra, Claudia Castro Luna, para la culminación de su participación como poeta cívica de la ciudad de Seattle por dos años. Y de todo creo que lo que debemos mejorar es estar más en contacto entre nosotros mismos y organizarnos mejor para ayudarnos entre sí, y si trabajamos en una compañía, tratarnos como hermanos que somos y esto que sea extensivo para gente de otras culturas o continentes. Somos una familia mundial con quien convivimos a diario y lo más adecuado es cuidarnos como hermanos y hermanas sin importa credos, ideologías, colores o razas.

¿Qué sientes es importante resaltar cuando se trabaja o participa en proyectos comunitarios?

En primer lugar, es ideal saber persuadir a la mayor cantidad de personas para que participen en dichos proyectos y mencionar la importancia de los beneficios que se obtendrán con los resultados deseados. Resaltar que con humildad, determinación, paciencia y perseverancia se logran los objetivos. Es una tarea importante, por ejemplo, buscar personas que patrocinen los proyectos que vayan dirigidos a la educación, información, entrenamiento y fuentes de trabajo para los ciudadanos de la comunidad.

¿Cómo se construye comunidad en tiempos difíciles?

En tiempos difíciles es cuando mas unidos deberíamos estar. El divisionismo o individualismo son malos consejeros porque perdemos entusiasmo, fe y fortaleza, volviéndonos frágiles y vulnerables. Debemos usar todos los recursos que tengamos para comunicarnos y estar conectados porque siempre dependemos de algo o alguien que está dentro de la comunidad. La misma palabra comunidad, sino no estoy equivocado, la desglosamos y podemos darnos cuenta que significa ‘con unidad’. Es imperativo la comunicación constante, indagar qué se necesita, evaluar las cosas, buscar apoyo y actuar en grupo.

¿Cómo se ve Julio César Torres dentro de 3 años?

Es posible que esté retirado de mis labores de trabajo y eso me brindaría más tiempo para leer, escribir, viajar, disfrutar de mis familiares y amistades aquí y en Nicaragua, seguir siendo voluntario en mi iglesia, alguna librería y grupos que frecuento. También me gustaría seguir estudiando para mejorar mi escritura y tener más conocimientos de literatura y filosofía. Si no me he retirado aun, seguiré leyendo, escribiendo y apoyando a Seattle Escribe.


Para conocer más sobre nuestro entrevistado, escríbele por email al [email protected]
Instagram: https://www.instagram.com/julio.cesar.th


Y tú apreciado lector, dejános saber si te ha gustado esta entrevista con Torres, y si eres un artista o artesano en nuestra región en Wa, eres bienvenido a contactarnos.

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