Cerrando las puertas del closet: Un mejor vivir.

Cerrando las puertas del closet: Un mejor vivir

Cuando tenemos que tomar la decisión de continuar o no manteniendo a nuestra familia unida, pasamos por algo muy difícil. Recuerdo que mi padre acababa de fallecer repentinamente pocos días […]

Cuando tenemos que tomar la decisión de continuar o no manteniendo a nuestra familia unida, pasamos por algo muy difícil. Recuerdo que mi padre acababa de fallecer repentinamente pocos días antes de que un boleto me trajera a los EEUU y me separase de mis familiares, viejos amigos, vecinos y conocidos, pero que nos reuniría como familia al lado de mi esposo. Fuímos a la embajada de los EEUU y muy tristemente le fué negada la visa a mi mamá. Estuve a punto de cancelar mis boletos ya que no podía dejar a mi madre sola cuando más me necesitaba para apoyarle por el duelo que pasaba. Era un inmenso dolor dejarla, pero mi madre me dió las fuerzas al verla como se olvidaba de sí misma buscando la felicidad de sus nietos y la mía; en ese entonces me dijo, “¡toma ese vuelo! tus hijos necesitan a su padre y se necesitan ustedes como esposos. No pienses en mí, yo estaré bien”. Mi hijo mayor también me decía, “mamá ya vamos a ver a papá pronto, ¿verdad?”. Le contestaba, “si, pronto lo veremos”. Tuve que tomar la decisión de abordar ese avión y viajar con mis hijos a un país extraño.

El reencuentro después de casi 2 meses de no ver a mi esposo fué muy alegre. Mis hijos nuevamente tenían a su padre que tanto extrañaban. Mi dolor, sin embargo, seguía ahí presente. Había círculos abiertos sin cerrar: Los abrazos, los buenos días, las buenas tardes, las miradas aventureras, los paseos, las convivencias, las celebraciones y la presencia de todos mis familiares se habían quedado atrás y cada despertar me decía que esta era la nueva realidad. Era angustioso pensar que así afligida seguirían mis días. Las sonrisas en los rostros de mis hijos eran mi mayor estímulo para continuar en nuestra nueva forma de vida. Pero un closet me esperaba. Ese closet que usé como refugio por muchos días para depositar todas las lágrimas que llevaba, porque allí nadie miraba mi dolor. No me daba cuenta que ahora ese closet me estaba separando de mi familia.

Por las mañanas, la manita de mi hijo diciéndome adiós al subir al autobús escolar muy felíz por comenzar a vivir nuevas experiencias me decía inconscientemente, “sigue su ejemplo. El también lleva dolor y sin embargo sonríe”. Por cuestión de trabajo, mi esposo regresaba a casa el día Jueves de cada semana – después de haber estado fuera de casa por tres días, era una alegría inmensa sentir que estábamos juntos otra vez. El comer juntos sentados en una mesa, ver jugar a mis hijos con su papá, limpiar la casa juntos , reír viendo un programa cómico en la tv, salir a explorar un nuevo país, comenzó a motivarme y me dí cuenta que quizá sí efectivamente le hacían falta miembros a mi cuerpo. Sentía que no estaba completa pero que podía usar las otras partes para el bienestar de mi familia. Trataba de olvidarme que había un closet y no era fácil – sentía éste me llamaba y decía como, “ven a visitarme”, pero ya era tiempo de alejarme porque hacerlo me encerraba y no me permitía avanzar. Ahora había encontrado un propósito en este país el cual era mantener a mi familia unida porque a eso habíamos venido: a seguir juntos apoyándonos. Con el paso de muchos años, me lleno de paz y amor cuando los sigo viendo sonreír y luchamos juntos por conseguir nuestros sueños.

Cada familia anhela esa unión familiar que es el mejor regalo que tenemos y que nos anima a dar ese salto de continuar donde sea y como sea; a veces gateando, tropezando o caminando, pero continuar juntos. Sé que hay closets que nos quieren separar aún cuando queremos estar unidos como familias pero solo es cuestión de decidir si abrimos o cerramos las puertas de esos closets.

Autor colaborador: Karina Santos.


Y tú, apreciado lector, ¿por cuales retos te has enfrentado también como inmigrante? Estás invitado a dejarle un comentario a Karina Santos en este hermoso y sentido artículo en donde nos deja ver un poquito de la luz que todos podemos encontrar si nos damos la oportunidad de intentar las cosas con una diferente actitud.

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